Características

 

Aquí te dejo algunas características de el sueño infantil 

1.  Duración prolongada

  • Los niños, especialmente los recién nacidos y lactantes, necesitan dormir muchas más horas que los adultos.

  • Por ejemplo, un recién nacido puede dormir hasta 17 horas al día, mientras que un niño en edad escolar necesita entre 9 y 11 horas.

  • Esta larga duración es esencial para su crecimiento físico y desarrollo cerebral.
    2. Sueño fragmentado en las primeras etapas

  • Durante los primeros meses de vida, el sueño no es continuo: se divide en múltiples períodos a lo largo del día y la noche.

  • Esto ocurre porque los bebés aún no han desarrollado su ritmo circadiano (el "reloj biológico" que regula el sueño y la vigilia).
    3. Ciclos de sueño más cortos

  • Los ciclos de sueño infantil (especialmente en bebés) duran entre 40 y 60 minutos, frente a los 90 minutos que tienen los adultos.

  • Esto implica que los niños pasan más rápidamente por las distintas fases del sueño (REM y NREM), y se despiertan más fácilmente.
    4. Mayor proporción de sueño REM

  • En los primeros meses, hasta el 50% del tiempo de sueño es sueño REM (sueño activo), que está relacionado con el desarrollo cerebral.

  • El sueño REM disminuye con la edad, pero sigue siendo esencial para la memoria, el aprendizaje y el procesamiento emocional.
    5.  Vinculación directa con el desarrollo neurológico

  • El sueño infantil no solo descansa el cuerpo, sino que es clave para el desarrollo del sistema nervioso central.

  • Durante el sueño se forman nuevas conexiones neuronales, se consolidan recuerdos y se refuerzan habilidades cognitivas y sensoriales.
    6.  Maduración progresiva

  • A medida que el niño crece, el patrón de sueño cambia: el sueño se consolida, los despertares disminuyen y el ritmo circadiano se estabiliza.

  • Entre los 6 meses y el primer año, muchos niños ya pueden dormir períodos más largos por la noche.
    7.  Influye en la regulación emocional y conductual

  • Dormir bien permite a los niños manejar mejor sus emociones, tener mayor autocontrol y adaptarse más fácilmente a situaciones nuevas o estresantes.

  • La falta de sueño puede provocar irritabilidad, hiperactividad, problemas de atención y dificultades en el aprendizaje.
    8. Alta sensibilidad a cambios ambientales

  • El sueño infantil es muy sensible a la luz, el ruido, la temperatura y la rutina.

  • Cambios en el entorno o en los hábitos (como viajes, enfermedades o separación de los padres) pueden alterar el patrón de sueño fácilmente.
    9.  Necesidad de rutinas estables

  • Las rutinas a la hora de dormir (baño, cuento, canciones, etc.) ayudan a que el niño se sienta seguro y predecible, favoreciendo un mejor descanso.

  • Las rutinas fortalecen las asociaciones positivas con el sueño.
    10. Presencia frecuente de despertares nocturnos

  • Es completamente normal que los bebés y niños pequeños se despierten varias veces durante la noche.

  • Estos despertares son parte del desarrollo y no necesariamente indican un problema, aunque requieren acompañamiento y buenos hábitos para que el niño vuelva a dormirse solo.


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